Los Dos Adversarios iban parejos, patinando velozmente sobre el hielo, intercambiando palabras poco amistosas. Yo observaba el juego, y como madre oraba para que la situación no terminara en una batalla campal.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!