Los Cristianos tienen el mandato de echar fuera demonios o males. ¿Acaso no incluye esto también la violencia? Cristo Jesús echó fuera este mal cuando sanó al hombre demente que era muy violento. Véase Marcos 5:1-20.
Jesús nos mostró que cuando un individuo acepta y sigue al Cristo, la Verdad, los errores en el pensamiento son destruidos. Entonces el individuo se libera de esa creencia o experiencia del mal en particular. Para destruir todo mal y violencia el individuo debe creer, aceptar y vivir al Cristo. Cada demostración del poder divino abre el camino para otros, hasta que finalmente toda la tierra se llena de luz.
Para ayudar a liberar a la humanidad de la violencia debemos comenzar por vigilar y orar para que el Cristo nos ilumine y gobierne nuestro propio pensamiento. Cuando comencé a orar para ver que la acción del Cristo elimina la violencia, tuve algunos problemas, porque aborrecía la violencia, y me apartaba de ella. Pero fui persistente en mis oraciones hasta que comencé a pensar de una manera cristiana sobre la gente que actuaba con violencia. La frase “una manera cristiana” quiere decir que dejé de centrar la atención en las maldades que hacían otros, y busqué algún rastro de bondad o amor en ellos. El cristianismo nos alienta a buscar y a ver la evidencia de la actividad de Dios, el bien, en la vida humana.
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