Una joven se siente perdida. Los caminos de la vida la han llevado a hacer amistades con quienes no se siente feliz, y se ha encontrado en situaciones de donde le es difícil salir. Otra persona se encuentra sola. Su madre ha fallecido y ha dejado un vacío que nada parece llenar.
Pero ambas encuentran una solución. Y la encuentran fuera de ellas mismas y sus circunstancias. La encuentran en el inmenso amor de Dios que ha estado siempre a mano y que viene liberando y sanando a los que lo buscan.
El Heraldo de este mes aborda el tema de las señales del cuidado práctico que Dios tiene por todos, a través de la experiencia de esta gente.
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