Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Qué tiene de malo este dibujo?

Del número de mayo de 2000 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hay Un Juego muy interesante que gusta a chicos y grandes por igual, en el cual personas, animales y cosas están acompañados de objetos que no concuerdan. Por ejemplo, muestra un pavo con pies humanos, o a un niño remando un bote que va por una carretera. El juego consiste en encontrar todas las cosas que están fuera de lugar en el dibujo.

Una mañana recibí una llamada, pidiéndome que orara por uno de mis nietos mediante el tratamiento de la Christian Science. Tenía un ojo infectado, y era una condición crónica que habíamos tenido que tratar en ocasiones anteriores. De inmediato pensé: “Esto no es normal: ¡es tan irreal como un pavo con pies de hombre!” Entonces comencé a reemplazar este cuadro falso con lo que sabía era verdad acerca de Dios y Su creación.

Declaré que este niño era en realidad el hijo preciado de Dios, abrazado en el Amor divino. Siendo el reflejo espiritual y perfecto de Dios, jamás podía poseer ni se le podía imponer algo que su Padre santo no delineara. El cuadro de un ojo infectado era una imagen procedente de una mente mortal y limitada, y no tenía fuente ni sustancia en la Mente divina, Dios. El libro Ciencia y Salud afirma esta verdad en las palabras de su autora, Mary Baker Eddy: “El pulso acelerado, la lengua saburrosa, el calor febril, la piel reseca, el dolor de cabeza y de las extremidades, no son sino imágenes proyectadas sobre el cuerpo por una mente mortal”.Ciencia y Salud, pág. 379.

Esta verdad me aseguró que la materia y sus manifestaciones realmente son cuadros falsos, delineaciones de la mente mortal, o carnal; y comprendiéndolos como tal, no podían ocultar la perfección de mi nieto como la imagen y semejanza de Dios. Ese momento de clara percepción destruyó la naturaleza agresiva de la condición y, aunque apareció una o dos veces más, fue eliminada muy rápidamente; y la curación ha sido completa.

La vida diaria a veces puede parecerse a un juego que se llama “¿Qué tiene de malo este dibujo?” Cuerpos enfermos, relaciones infelices, falta de hogar o empleo, etc., parecen abundar. No obstante, estos problemas se pueden clasificar como imágenes erradas, parecidas a las anomalías del juego. El cuadro verdadero es que Dios, el bien, incluye y abraza todas las ideas dentro de Su propia infinitud. Cada aspecto de Su creación inmaculada posee y refleja únicamente lo que Dios otorga. En este universo perfecto no hay nada anómalo, nada fuera de lugar, nada desemejante a la Mente divina, Dios. La Sra. Eddy escribe: “La Mente omnipotente e infinita lo hizo todo y lo incluye todo. Esa Mente no comete equivocaciones que después corrige. Dios no hace que el hombre peque, enferme o muera”. Ibid., pág. 206.

La materia y sus manifestaciones son en verdad cuadros falsos, delineaciones del pensamiento mortal.

Pero nosotros tenemos un papel que desempeñar a fin de percibir el reino de Dios aquí en la tierra. Al descubrir y destruir los falsos cuadros de pensamiento, experimentamos verdadera salud y libertad. También es importante abrigar un profundo deseo de superar aquellas características que son desemejantes a nuestro Creador, tales como justificación propia, autocompasión, excesiva sensibilidad personal, o la tendencia a andar con chismes o perder el tiempo. Una disposición de ceder a nuestra identidad pura y espiritual como hijos de Dios, revela la habilidad de destruir las imágenes falsas en el pensamiento y de reemplazarlas con la verdad de Dios, que resulta en curación y regeneración.

Si nos abruma el tratar de destruir los conceptos limitados que tenemos de nosotros mismos, podemos encontrar ayuda y seguridad en la habilidad que tenía Jesús para sanar dificultades muy arraigadas. Él veía más allá de las imágenes de enfermedad, pecado y muerte, hacia la verdadera naturaleza del individuo como Dios lo había creado. El tiempo que había durado un problema nunca le impidió a Jesús reemplazar el cuadro equivocado de un mortal limitado, con la verdad de la perfección de ese individuo como idea de Dios. Y esa clara visión espiritual que Jesús percibía con tanta naturalidad, invariablemente producía la curación.

Esa visión todavía sana hoy. Con la práctica se vuelve cada vez más natural ver y celebrar lo que está correcto en el cuadro de Dios.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / mayo de 2000

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.