Yo No bebía mucho cuando conocí el libro Ciencia y Salud. Aun así, ¡cuánta libertad me trajo! Casí todo lo que leí confirmó lo que presentía era verdad respecto a Dios, pero nunca había comprendido. Yo decía para mis adentros: “¡Sí! Dios tiene que ser Verdad y Amor, Todo, y debe estar por encima de todo”. Vi que no podía haber sitio para nada más, si el Espíritu llenaba todo el tiempo y todo el espacio.
Luego, quise poner en práctica lo que estaba leyendo. En lugar de tener un Dios totalmente teórico, yo quería sentir Su ayuda todo el tiempo. Confié en esta promesa que afirma que las leyes de Dios son prácticas y demostrables: “Más allá de las frágiles premisas de las creencias humanas, fuera del dominio cada vez más débil de los credos, está la demostración de la curación cristiana por la Mente, una Ciencia revelada y práctica. Impera a través de todos los siglos como la revelación de la Verdad, la Vida y el Amor, hecha por el Cristo y que permanece intacta para que toda la humanidad la comprenda y practique”.Ciencia y Salud, pág. 98.
Esta experiencia me enseñó que es necesario estar siempre alerta
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