Cuando Mi Esposo falleció inesperadamente, muy pronto me vi envuelta en una difícil situación económica. Los ingresos con los que contaba eran escasos y adeudaba importantes sumas de dinero: la hipoteca de la casa y el crédito del auto.
Recurrí a la oración para resolver esta situación, una oración en la que reconocí que Dios es la fuente de provisión, y le pedí sabiduría para saber qué debía hacer. Yo estaba dispuesta a escuchar la guía de Dios y a obedecerlo, antes de dar cualquier paso. Sentí que mi “yo” había cedido sin poner resistencia, dejando que se hiciera Su voluntad.
Pronto me vino al pensamiento la historia de la viuda en la Biblia. Véase 2 Reyes cap. 4:1-7. Se trata de una mujer que no tenía con qué pagar a sus acreedores. Ella le pide ayuda al profeta Eliseo, y lo primero que hace él es preguntarle: ¿Qué tienes en casa? La mujer responde: “Una vasija de aceite”.
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