Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

“Dimos dos Vueltas en el aire”

Del número de octubre de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante las vacaciones de verano viajamos con un amigo y mi hermano menor a la carretera “Austral”, en el sur de Chile. La misma está llena de hermosos parajes, mucha vegetación y lugares poco explorados por el hombre. Fuimos en Jeep, lo que nos permitió recorrer mucho más terreno, porque existe muy poca locomoción interurbana en aquella zona. En su mayor parte, la carretera no está pavimentada. Está cubierta de unas piedrecitas pequeñas (ripio) que hacen que el trayecto sea peligroso y que haya que manejar con mucho cuidado.

Nuestro viaje fue magnífico. Siempre tuve la seguridad de que Dios estaba con nosotros, cuidándonos y guiándonos por el camino correcto. Cuando surgía algún problema, ya fueran problemas entre nosotros, de carácter mecánico, de alojamiento o de encontrar transbordadores, siempre lo resolvíamos mediante la oración.

Cuando veníamos de regreso, después de dos maravillosas semanas, ocurrió algo que me confirmó que viajábamos bajo la protección del Amor.

Había llovido muchísimo y la superficie del camino estaba bastante suelta. De pronto, mientras bajábamos un cerro, al salir de una curva muy pronunciada perdimos el control del vehículo y nos salimos del camino, cayendo por la ladera del cerro varios metros más abajo.

Al salir del camino, el Jeep dio dos vueltas en el aire antes de caer firme, de un golpe. En ese preciso momento, mientras dábamos las vueltas, me vino al pensamiento el siguiente mensaje: “Dios es Amor, nada malo nos va a pasar”, y caímos en seco.

Esas palabras fueron como una revelación para mí, y me tranquilicé. Aun así, seguí orando y sabiendo que estábamos bajo el gobierno de Dios, y Dios no permite ni conoce accidentes. Por lo tanto, la verdadera identidad de cada uno de nosotros, que es espiritual, jamás sufrió un accidente, entonces, nada malo nos podía ocurrir. Luego comprobamos que estábamos todos ilesos, excepto por algunos rasguños.

Cuando logramos salir del Jeep, por las ventanas, porque las puertas estaban bloqueadas por inmensos troncos, nos dimos cuenta de que habíamos caído unos 15 metros, y estábamos apoyados sobre un par de troncos que impidieron que siguiéramos cayendo. Nuestro amigo, quien vivió lo ocurrido, no se podía explicar cómo fue que caímos de la única forma en que no nos podía pasar nada, parados como los gatos, con las ruedas hacia abajo. Luego dijo: “¡Fue como si una mano hubiera tomado el Jeep y lo hubiera puesto ahí!” Y para mí fue verdaderamente así, la mano poderosa de Dios, cuidándonos y poniéndonos de forma que nada malo nos ocurriera.

Ninguno de los que pasaban por el lugar podía creer, por la la magnitud del accidente, que no hubiéramos sufrido daño alguno. Yo estaba seguro de que Dios no lo había permitido, porque El cuida de todos sus hijos en todo momento, en cualquier lugar y en cualquier situación.

Tiempo después, un conocido, al ver las fotos del accidente, refiriéndose a que todos habíamos salido ilesos, exclamó: “Ésta es una obra divina”.

Estoy muy agradecido a Dios por haberles traído a mis padres la Christian Science, y que ellos a la vez nos inculcaran desde que nacimos las enseñanzas de la Sra. Eddy. Estas enseñanzas nos han ayudado a ser mejores personas, y a estar bajo la protección del Único Todopoderoso que en ninguna circunstancia nos deja solos.


Ei Heraldo para Teens

¡Vuelve por tercer año consecutivo!

Si quieres saber cómo otros jóvenes como Robert están encontrando soluciones espirituales a todo tipo de situaciones, no te pierdas el Heraldo del próximo mes. Es nuestro número especial para Teens. Esperamos que lo disfrutes tanto como a nosotros nos gustó prepararlo.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / octubre de 2001

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.