Nunca Fui el estereotipo de adolescente alcohólico. Asistía a la Escuela Dominical todos los domingos. Fui una niña tímida y una adolescente tímida, siempre con las narices en los libros, incómoda en toda reunión social.
Una tarde, mientras me preparaba para asistir a una fiesta en la casa de una amiga, sus padres advirtieron que estaba nerviosa por tener que encontrarme con otros adolescentes, y me ofrecieron un vaso de vino para tranquilizarme. Aquel vaso de vino me llevó a casi 15 años de alcoholismo.
Al llegar a adulta, el alcoholismo comenzó a asumir el control de mi vida. Era adicta al vino y a los medicamentos que tomaba para aliviar los síntomas asociados con la ingestión de alcohol.
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