Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Comes menos para verte mejor?

Del número de julio de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Cuando Tenía 14 años, comencé a preocuparme mucho por mi cuerpo. Qué debía o no debía comer y los ejercicios que debía hacer. Pesaba 50 kilos, pero me veía gorda. Ni siquiera sé cómo empezó todo aquello, pero mi situación empeoraba a ojos vista. Comía cada vez menos y pensaba que eso era bueno para mí.

No me daba cuenta de lo que estaba sucediendo. Comencé a perder amigos y dejé de ir al gimnasio, donde solía practicar capoeira, que es un arte marcial típico de Brasil. Todos comenzaron a notar que algo andaba mal. Mis padres se preocuparon mucho y empezaron a orar por mí. También me mostraron pasajes de Ciencia y Salud que pensaban podrían ayudarme, pero yo no les prestaba atención. Me hablaban, pero yo no los escuchaba. Viví de esta forma durante cinco meses, durante los cuales llegué a pesar 36 kilos.

¡Me la pasaba pensando en el cuerpo!

Jamás había oído hablar de una falta anormal de apetito llamada anorexia, pero mi padre la había oído mencionar con frecuencia en la televisión y en las revistas. Me dijo que estaba orando mucho por mí, comprendiendo con firmeza que ninguna enfermedad era parte de mi ser, ni de la creación divina. Dios había creado sólo el bien, y como Él llena todo el espacio, no hay lugar donde el mal o la enfermedad pueda existir.

Un día me dijo que quería chalar conmigo. Hablamos de Dios y de lo que estaba aprendiendo en la Escuela Dominical. Conversamos durante un rato largo y me sentí muy inspirada. Estudiamos las palabras de Jesús: "No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir". Mateo 6:25. Esa declaración tuvo un gran efecto en mí, y finalmente, me di cuenta de lo que estaba ocurriendo. La curación fue inmediata y desde aquel día mi vida cambió por completo. Empecé a ver las cosas desde una perspectiva más espiritual. Pronto, comencé a comer normalmente y recuperé el peso perdido. También volví a practicar deportes, incluso capoeira, que siempre me ha gustado. Esta curación fue muy importante porque comprendí que no debía estar pensando siempre en el cuerpo.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 2001

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.