Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La curación metafísica

Un solo Principio: perfecto y único

Del número de julio de 2001 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante Muchos años trabajé como diseñador de disyuntores eléctricos. Me encantaba mi trabajo porque me gustaba hacer que las cosas funcionaran. Usaba varias leyes fundamentales de la física y las matemáticas para hacer diseños que tenían aplicación práctica.

El diseño debía probarse y pasar las pruebas antes que pudiera considerarse terminado. Yo apreciaba las pruebas porque me daban la tranquilidad de saber si el diseño era correcto o no. Cuando las pruebas salían bien quería decir que los principios utilizados eran correctos y que los entendía bien.

Sin embargo, cuando algo no funcionaba, el diseñador debía volver atrás y corregir el error. Era entonces cuando el ego personal a veces se interponía. Como yo pensaba que era un buen ingeniero, ocasionalmente trataba de apoyarme más en mi opinión personal que en la ciencia para resolver algún problema. Hacía la prueba esperando que me diera la razón a mí. Cuando la prueba indicaba que el diseño no funcionaba, recién entonces yo volvía a la realidad. Comprendí que debía aprender a hacer a un lado mi ego y recurrir a los principios ya probados. Siempre que aplicaba los principios correctos, todo salía bien. Si no los aplicaba, mi diseño no era confiable.

Pienso que hay una analogía entre la curación por medio de la Christian Science y las demandas que me imponía mi trabajo como diseñador. En ambos casos, hay un principio que debe ser entendido y al cual hay que adherirse para obtener el resultado deseado. Siempre que esto se cumple fielmente, uno puede estar seguro de que el trabajo está bien hecho.

El libro de texto de la Christian Science usa la palabra Principio como sinónimo de Dios. En ese contexto este término siempre se usa en singular y se escribe con mayúscula porque hay un solo Dios. Dios es el único Principio verdadero, el único poder. Ciencia y Salud usa otros sinónimos para describir a Dios, entre ellos: Verdad, Vida y Amor, y son intercambiables. Por lo tanto, podemos afirmar que el Principio es Verdad, el Principio es Vida, y el Principio es Amor.

La perfección es un atributo del Principio. Cristo Jesús dijo: "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto". Mateo 5:48. Esta instrucción no difiere de la que Dios le dio a Abram cuando le dijo: "...anda delante de mí y sé perfecto". Génesis 17:1. Los hombres y mujeres creados "a imagen y semejanza de Dios", Véase Ciencia y Salud, pág. 475. cumplen este mandato bíblico en forma natural.

Cuando reconocemos que Dios es perfecto y que somos Su imagen, nos resulta claro llegar a la conclusión de que somos espiritualmente perfectos. Por tanto, la salud y la integridad son científicamente naturales, mientras que la enfermedad y la desdicha no tienen relación alguna con el Principio y la perfección. Cuando se entiende esto, las condiciones que no están basadas en este Principio, son corregidas.

Por cierto que la experiencia muchas veces nos muestra algo que dista mucho de ser perfecto. Como aprendí al diseñar los disyuntores, es la prueba la que demuestra si estamos aplicando el principio correctamente.

En una oportunidad, estaba probando un diseño, cuando observé que una pieza muy pesada del equipo colgaba de un guinche. Entonces la moví con la mano para llevarla al lugar que le correspondía, y me lastimé la palma. Esa mañana había estado reflexionando sobre el hecho de que Dios tiene el gobierno absoluto de todas las cosas. En ese momento, nuevamente declaré que Dios es perfecto y que podemos confiar en Él. El temor a la lesión se disolvió. Me aparté un momento del lugar de trabajo para orar, y reconocer que el gobierno de Dios no admitía acción imperfecta o accidente alguno, y que el Principio, que es también el Amor divino, estaba actuando en ese mismo momento. Al volver al trabajo, me di cuenta de que podía usar la mano normalmente. No volví a mirar la mano después de ver la lesión inicialmente, porque reconocí que estaba gobernado por el Principio perfecto, y no por una supuesta ley material. No obstante, esa noche mientras me lavaba las manos, observé que ambas estaban normales, y no mostraban daño alguno. La curación fue completa e inmediata.

El diseño de Dios es perfecto porque el único Principio es Todo y es perfecto. Para sanar tenemos que negar la existencia de todo lo que no sea semejante a Dios — es decir, que no esté de acuerdo con el Principio perfecto — y afirmar que Dios está a cargo de Su diseño en todo momento. Mary Baker Eddy escribió: "En la Ciencia divina, el hombre es la imagen verdadera de Dios". Ibid., pág. 259. Este hecho elimina la creencia en el ego personal y en imágenes que crean diseños imperfectos. Despeja el camino para que percibamos claramente que el trabajo de Dios resulta en salud y paz.

Podemos recurrir una y otra vez a este Principio y hallar, finalmente, la curación que buscamos.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / julio de 2001

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.