Si dejas de escuchar por un momento
tus propios pensamientos
podrás oír entonces claramente
las voces del silencio.
Te hablan a ti, y es por ti que murmura
el agua del arroyo
y se estremecen de verdor los campos
después de un día lluvioso.
Y si florece el trébol
en rubores de rosas y de lilas
y si ecos de risas trae el viento,
es por ti que suspira.
Y si la luna tiñe el horizonte
con su plata viajera
formando las estrellas una a una
y en el cielo las siembra,
si al contemplar el rojo de los ceibos
en sus llamas te quemas
y te envuelven en color y aroma
azahares y violetas,
si estalla en amarillos y perfumes
la flor del espinillo
y el camalote esconde entre las hojas
sus azules suspiros,
no temas, hijo mío, el estar solo,
la soledad no es mala compañera,
si puedes escuchar estando en calma
lo que te dice la creación entera.
Que por ti, por tu causa
fue hecho el universo
y se rinde de amor ante tus plantas
el cielo y sus ejércitos.
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