El conductor de trenes depende menos de lo que ve y más de lo que sabe. De lo contrario, no dirigiría su máquina hacia un horizonte donde las vías parece que se juntan. Su saber le da un grado de mayor independencia sobre lo que ve.
El saber siempre ha tenido este efecto en la humanidad. Sobre todo el saber que nos lleva a la convicción de que Dios quiere y puede sacarnos de todo problema. Este saber es espiritual, es decir, nos lleva a interpretar la vida sobre la base de que Dios es supremo y que cada uno de nosotros mora cobijado en Su amor.
Este número del Heraldo festeja la independencia espiritual. Las secciones sobre la vida familiar y la tercera edad muestran que no es necesario depender ni someterse a imposiciones que con el tiempo han sido aceptadas como normales. Muestran que la espiritualidad trae libertad.
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