¿Quién no estaría de acuerdo hoy en que la necesidad de tener buena salud, un trabajo justamente remunerado, la oportunidad de expresarse libremente, son derechos que todos deberíamos disfrutar?
¿Y qué decir de la necesidad de poder pensar libremente? Para muchos es de principal importancia. Y esto es porque el pensamiento guarda las llaves de nuestra vida. Si pensamos con libertad vivimos con libertad, no importa dónde estemos.
Daniel, que según la Biblia salvó su vida en el foso de los leones, tenía tanta libertad para pensar como Jesús en el desierto. Daniel hizo valer su derecho a la libertad frente al desafío exterior de las fieras; Jesús hizo valer su derecho a la libertad frente al desafío interior de la tentación. La limitante fosa de Daniel y el extenso desierto de Jesús no fueron factores que impidieran u otorgaran la libertad. Pero eso sí: ambos tenían el pensamiento libre. Ambos se habían mantenido alertas y vigilantes. Y totalmente apoyados en Dios.
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