Hoy mucha gente se pregunta: ¿Cómo se efectúa la curación cristiana? ¿Es tan sólo imaginación o una fe emocional que produce un cambio en el funcionamiento del cerebro? ¿O hay realmente un poder divino en ella?
La frase del Padre Nuestro “Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra” Mateo 6:10. nos ayuda a vislumbrar cómo se efectúa realmente la curación cristiana original, como la realizaba Cristo Jesús. Ciencia y Salud da la interpretación espiritual de esta frase: “Capacítanos para saber que — como en el cielo, así también en la tierra — Dios es omnipotente, supremo”.Ciencia y Salud, pág. 17. La curación se efectúa cuando oramos para ver, sentir, oír y saber, lo que está ocurriendo en el cielo, en el reino de Dios, aquí mismo donde estamos. Y lo que está ocurriendo es que Dios es todo poder, toda presencia, en todo lugar y en todo momento. Dios, que es el bien infinito, está ejerciendo Su supremacía, aunque las apariencias digan lo contrario.
Esta oración “Capacítanos para saber...” expresa nuestro deseo de conocer la verdad respecto de todos y de todo; nos ayuda a buscar más allá de lo que los cinco sentidos físicos ven, oyen, sienten, gustan o huelen, para percibir, en cierta medida, lo que Dios mismo sabe, ve, siente, oye y es.
Quizás esto parezca poco práctico. Pero el siguiente ejemplo de lo que ocurre en la tribu Babemba al sur de África, nos muestra lo que el saber y el ver verdaderos pueden lograr.
“Cuando una persona actúa irresponsable o injustamente, se la coloca en el centro del pueblo; no se la ata o sujeta de ninguna forma. Se suspenden las actividades, y todos los hombres, mujeres y niños del pueblo forman un gran círculo alrededor del acusado. Luego, todos los miembros de la tribu, uno tras otro, independientemente de su edad, empiezan a hablarle en voz alta al acusado, diciéndole todas las cosas buenas que ha hecho a lo largo de su vida. Narran cada incidente o experiencia que puedan recordar con todo detalle y exactitud. Enumeran, larga y cuidadosamente, todos los atributos positivos, las buenas obras, los puntos fuertes y los favores que ha realizado esa persona. A nadie se le permite que invente, exagere o bromee sobre sus logros o los aspectos positivos de su personalidad.
“Esta ceremonia tribal a menudo dura varios días, y no termina hasta que se hayan agotado los comentarios positivos que todos puedan recordar sobre la persona en cuestión. Al final, el círculo se deshace, y se realiza una jubilosa celebración; simbólica y literalmente, se le da la bienvenida a la persona de regreso a la tribu”. Leonard M. Zunin, Contact: The First Four Minutes (Los Angeles: Nash, 1972). Permiso otorgado para publicar esta cita. ¡Qué maravilloso ejemplo de ver sólo lo que es bueno!
Junto al subtítulo marginal “La verdadera cámara oscura de la Mente”, Ciencia y Salud habla de una visión más elevada, de esta manera: “Las perecederas formas de la materia, el cuerpo mortal y la tierra material, son los conceptos transitorios de la mente humana. Tienen su día antes que aparezcan las permanentes realidades y su perfección en el Espíritu. Las mal concebidas creaciones del pensamiento mortal tienen que ceder el lugar finalmente a las gloriosas formas que a veces vemos en la cámara oscura de la Mente divina, cuando el cuadro mental es espiritual y eterno. Los mortales tienen que mirar más allá de las formas finitas y perecederas, si quieren obtener el concepto verdadero de las cosas. ¿Dónde ha de descansar la mirada sino en el reino inescrutable de la Mente? Tenemos que dirigir la mirada en la dirección en que deseamos caminar y debemos actuar como poseedores de todo el poder de Aquel en quien somos”.Ciencia y Salud, págs. 263-264.
¿No deberíamos esforzarnos por ver siempre a través de “la cámara oscura de la Mente divina” — la Mente que es Dios? Esto requiere un cambio en la forma de ver, o mejor dicho, en la forma de pensar. En lugar de buscar a Dios pensando que Él está lejos y separado de nosotros, y pedirle fervientemente que cambie o sane algo, lo que necesitamos es ver, en oración, a través de la lente de la cámara oscura de la Mente divina. Así, veremos lo que Dios está viendo. Y ¿no está viendo Dios sólo la expresión de Él mismo — la perfección, la armonía y el bien ilimitado? El primer capítulo de la Biblia dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Génesis 1:31.
Si fuera posible estar en el centro del sol miráramos hacia afuera ¿qué veríamos? Sólo veríamos la radiante luz del sol fluyendo hacia el exterior. De igual manera, cuando oramos ubicándonos mentalmente en el “centro” de Dios y nos asomamos, todo lo que vemos es la luz espiritual — la presencia y el poder de Dios expresado en todas partes. Ésta es la luz sanadora del Cristo, que todo lo restaura, redime y sana a su paso.
Pero ¿cómo hacer que esto sea práctico? He aquí algo que nos puede servir de ejemplo. Un practicista de la Christian Science recibió la llamada de una mujer desde un teléfono público. Ella y su esposo habían tenido un accidente automovilístico. Ella estaba ilesa, pero su esposo estaba gravemente herido, así que le pidió al practicista que orara por él. Luego continuó describiendo la escena que tenía frente a ella: una ambulancia, huesos rotos, sangre, caos y dolor. Al colgar el teléfono, lo único en que podía pensar el practicista era en esa terrible escena. Le era muy difícil orar porque esas imágenes aparecían continua y vivamente en su pensamiento. Finalmente, desesperado, el practicista oró a Dios “Padre, Tú estás allí, ¿qué estás viendo?” Entonces, le vinieron las más hermosas ideas sobre el poder y la acción de Dios. Tuvo la certeza de que lo que realmente estaba ocurriendo en todas partes, era sólo Dios y Su perfección. Dios estaba viendo “todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Nada podía suceder en el reino de los cielos sino la armonía, la paz y la acción controlada.
Conforme el practicista mantuvo en su pensamiento esas verdades divinas, y comenzó a saber y a ver a través de “la cámara oscura de la Mente divina”, las imágenes perturbadoras desaparecieron totalmente de su pensamiento. A los 20 minutos, esta señora le volvió a hablar para decirle que su esposo había sido llevado a la sala de emergencias de un hospital, pero como no le encontraron nada malo, lo habían dado de alta, e iban de camino a casa.
¿Qué sucedió? ¿Fue acaso un milagro? No, fue la ley natural de la armonía; fue el resultado de afirmar, percibir y experimentar la ley de Dios. Fue la revelación de una realidad ya existente — la perfección ininterrumpida de la creación de Dios — y no el cambio de una condición material. La revelación de las realidades espirituales trae curación a nuestra vida; con la revelación verdadera, sin duda se produce la curación.
Ciencia y Salud dice: “...la Ciencia Cristiana revela que el hombre es la idea de Dios, y declara que los sentidos corporales son ilusiones mortales y erradas”.Ciencia y Salud, pág. 477. Un diccionario define la palabra revelar como “correr la cortina para dejar ver lo que ya existe”. La curación cristiana es la revelación de la perfección que ya existe.
Si estás viendo en un televisor imágenes que muestran odio, muerte o destrucción, sabes que realmente estos elementos nunca afectan la pantalla; y nunca pensarías que esa destrucción está ocurriendo en el televisor. Con algo de práctica, podrías concentrarte en la pantalla en sí, y no quedar absorto por las imágenes presentadas en ella. Igualmente, a través de la oración es posible estar tan conscientes de la perfección y la armonía de la verdadera identidad de todos, que las imágenes de enfermedad y destrucción que desfilen en la pantalla de la conciencia dejen de asustarnos. Entonces, se desvanecerán y desaparecerán.
La verdadera visión nos permite ser profetas de los tiempos modernos. Mary Baker Eddy define el término profeta metafísicamente como “Un vidente espiritual; la desaparición del sentido material ante la consciencia de las realidades de la Verdad espiritual”. Ibid., pág.593. 8 Mateo 11:8,9. Solemos pensar en los profetas como personajes notables que sólo vivieron en los tiempos bíblicos. Pero esta definición muestra que hay un significado más profundo, que es de gran importancia: cada uno de nosotros puede ser “un vidente espiritual”. Hoy en día, hay profetas en los supermercados, en las aulas, en las oficinas y en los hogares — gente dedicada a ser videntes espirituales, y que ven como Dios ve. A través de su espiritualidad son capaces de ver más allá de lo que los sentidos físicos ven, y tener “la consciencia de las realidades de la Verdad espiritual”. De esta forma los profetas ayudan a llevar curación a todos los aspectos de la vida moderna. ¡Qué lugar tan diferente sería nuestro mundo si estuviera lleno de profetas!
En una ocasión, Jesús preguntó a sus seguidores: “¿Qué salisteis a ver? ¿A un hombre cubierto de vestiduras delicadas?”, refiriéndose a Juan el Bautista. ¿Acaso con eso lo reconocieron más como profeta? También podemos pensar en la pregunta de Jesús en otro sentido: ¿dejamos que los sentidos físicos determinen la realidad? Las enseñanzas y obras de Jesús nos instan a dejar atrás esa falsa manera de ver, y a hacerlo a través de “la cámara oscura de la Mente divina”, para determinar lo que es verdad. Asimismo, podemos empezar cada día prometiéndonos: “Hoy voy a salir a ver la presencia de Dios en todas partes: Voy a ver a todos, como los hijos amados de nuestro mutuo Padre celestial. Voy a ver sólo la acción del bien en todas partes. Voy a ver el poder de Dios en cada detalle de la vida. Voy a ver que esta manera de ver las cosas, trae curación, luz y armonía a todos en quienes piense. Hoy voy a ver como Dios ve”. Hacer esto, es practicar la curación cristiana y científica.