Hace ocho años me salió una verruga en la planta del pie izquierdo. Yo sabía, gracias a mi estudio de la Christian Science, que Dios me había creado perfecta, como Su imagen y semejanza, como Su idea espiritual. Pasó el tiempo y no le di mucha importancia a este problema. Al cabo de cinco años observé que la verruga había comenzado a crecer, estaba inflamada y supuraba.
Empecé a orar más específicamente, y volví a razonar que Dios me había creado espiritualmente, y que por lo tanto no podía haber en mí nada que no hubiera sido creado por Él.
En mi estudio de la Biblia y en mi oración, me ayudaron estos versículos: "El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece; no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no guarda rencor; no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad" (1 Cor. 13:4–6).
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