Me Gusta mucho el personaje de Tevye, en la obra El violinista en el tejado. Él habla directamente con Dios, incluso discute con Él. Es como si fueran viejos amigos. En una de las canciones, Tevye Le pregunta: "Si yo fuera rico, ¿estropearía el grandioso y eterno plan?"
A mí también me gustaría caminar y hablar con Dios como con un amigo. Entonces, ¿por qué algunos nos comunicamos con Él de una manera tan formal? En ocasiones especiales, para las fiestas o cuando tenemos problemas graves, nos inclinamos, aclaramos la garganta y nos dirigimos a Dios con una lista de preocupaciones y pedidos; o Le agradecemos por nuestras bendiciones.
Pero, ¿qué pasaría si camináramos cada día y a cada paso con Él, agradeciéndole, consultándolo e incluso discutiendo con Él hasta entender lo que quiere que aprendamos de nuestros problemas diarios? Si hiciéramos esto siempre, Él no nos parecería tan inalcanzable cuando nos enfrentamos con algún problema realmente grave.
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