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"Yo sabía que podía contar con Ciencia y Salud"

Del número de marzo de 2002 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Editora de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, continúa recibiendo correspondencia de todas partes del mundo, de nuevos lectores de Ciencia y Salud, así como de personas que hace mucho que lo leen, que escriben con el corazón lleno de gratitud contando el efecto que ha tenido el mensaje de este libro en sus vidas. A continuación publicamos algunos ejemplos.

Mi Madre me dio mi primer ejemplar de Ciencia y Salud en 1937. Todavía lo tengo. Durante la Guerra de Corea yo estaba estacionado en el USS Bon Homme Richard. El otro Científico Cristiano que había a bordo y yo celebrábamos servicios todos los domingos que podíamos, y ocasionalmente otros venían a escucharnos.

Recuerdo la primera vez que me ayudó Ciencia y Salud. Hacía más de cuarenta días que estábamos en alta mar. En aquel entonces yo tenía una caries en un diente que me había comenzado a doler. Tenía miedo de ir al dentista del barco porque no quería perder el diente. Me dolía mucho, y yo sabía que las verdades que contiene Ciencia y Salud me podían ayudar. De modo que busqué un pasillo que no se usaba mucho y me senté en el frío suelo de acero, y comencé a leer el capítulo "La práctica de la Ciencia Cristiana". A medida que leía, el dolor desapareció, y pude seguir leyendo lleno de alegría hasta que terminé. Nunca más volví a sentir ni un dejo de dolor en ese diente.

Desde entonces he tenido otras curaciones de cortaduras, gripes, virus, dolores de pecho, problemas financieros y de relación. Siento que todo mi familia ha sido protegida y guiada por las ideas que encontraron en Ciencia y Salud, la Biblia y otros escritos de Mary Baker Eddy. Le debo mi vida y todo lo que hay en ella a las ideas que se encuentran en este libro. Dios me habla a través de sus palabras.


Me Crié en la Christian Science y asistí a la Escuela Dominical desde que tenía dos años. Sin embargo, cuando estaba en la escuela primaria comencé a sufrir unos ataques de asma que me aterraban. Un día, después del recreo, tuve mucha dificultad para respirar. Mi maestra de cuarto grado sacó su ejemplar de Ciencia y Salud de su escritorio y me hizo sentar en el fondo del aula para que leyera los testimonios del capítulo "Los frutos de la Ciencia Cristiana". Antes que terminara esa hora de clase, había sanado por completo y el asma jamás se volvió a manifestar. Ésta fue la primera curación que tuve mediante la lectura de Ciencia y Salud.

Desde aquel entonces, se me han solucionado muchos problemas, entre ellos, quemaduras, adicción a unas barras de chocolate y maní, zumaque venenoso, cambio de trabajos, lesión en la espalda, relaciones y dolores de cabeza, mediante la aplicación de las verdades de la Biblia y Ciencia y Salud. Estoy muy agradecida a la Sra. Eddy por compartir la palabra inspirada a través de su libro.


Cuando conocí Ciencia y Salud, yo estaba gravemente enferma y en el hospital por meses. Oré a Dios pidiéndole que me salvara la vida para poder cuidar de mis hijos. A las pocas semanas de leer Ciencia y Salud, sané por completo. Sin embargo, las bendiciones no terminaron allí. Mi hija, que ahora tiene diecinueve años, sanó de un asma muy grave que la discapacitaba. Mi otra hija, fue sanada de un retraso en el crecimiento, anomalías en sus hábitos alimenticios, mala nutrición y otras enfermedades funcionales. Todo mediante mi estudio de Ciencia y Salud. Desde el principio les enseñé a mis hijas las verdades que estaba aprendiendo. Este libro significa tanto para nuestra familia. !Qué deuda de gratitud le tenemos a la Sra. Eddy! por su duro trabajo que permite a la gente como nosotros beneficiarse y sanar a través del toque del Cristo.


Recibí mi primer ejemplar de Ciencia y Salud de la Sala de Lectura de la Christian Science en Boston, Massachusetts. Estaba estudiando en la Facultad de Economía de la Universidad Northeastern, y no me iba bien en los estudios. Me bajaba del autobús justo enfrente de La Iglesia Madre y de la Sala de Lectura. Puesto que había conocido brevemente la Christian Science cuando era chica en Detroit, sabía un poco de ella. Entonces un día que me sentía muy deprimida, decidí ir a la Sala de Lectura. La persona que atendía fue muy bondadosa y receptiva a lo que yo necesitaba. Me prestó un ejemplar de Ciencia y Salud, y lo empecé a leer esa noche. Fue justamente lo que necesitaba para encontrar dirección en mi vida. Comencé a asistir a los servicios de los domingos y de los miércoles, y hablé con una practicista de la Christian Science, quien me ayudó mucho. Aunque soy la única Científica Cristiana que conozco de Etiopía, nunca estoy sola porque tengo Ciencia y Salud, la Lección Sermón diaria del Cuaderno Trimestral de la Christian Science, y otras publicaciones de la Christian Science.


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