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“Este libro dice la verdad”

Del número de junio de 2003 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Durante casi 20 años busqué una religión que respondiera a mis necesidades. Quería encontrar un Dios en quien confiar, y que no me atemorizara.

Investigué otras religiones cristianas, y participé en distintos movimientos y seminarios. También leí libros, pero ninguno me satisfizo. Desde mi niñez sentí una gran admiración por la vida y el ejemplo de Jesús. El hombre con el que me casé también admiraba sin límites a Jesús. No obstante, luego de vivir juntos una larga etapa de progreso espiritual, nos divorciamos. Mientras todavía estaba sufriendo debido a esa experiencia, sin entender lo que había ocurrido, le pedí a Dios que me guiara y me dijera si no era presuntuoso de mi parte estar en busca de la verdad espiritual.

Fue entonces cuando me detuve ante una vidriera de una Sala de Lectura de la Christian Science. Aunque había visto esta Sala de Lectura anteriormente, nada sabía sobre esa religión y nunca había observado la vidriera con atención.

Pero esta vez sí lo hice. Había allí dos libros abiertos, una Biblia y un ejemplar de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy. Después de leer algunos pasajes que estaban subrayados en estos libros entré al local, lentamente subí las escaleras y comencé a hojear un ejemplar de El Heraldo de la Ciencia Cristiana. Entonces, una señora muy amable se me acercó. Instantáneamente me sentí cómoda a su lado, y hablamos sobre el cristianismo y sobre Jesús. No nos dimos cuenta del paso del tiempo.

Dejé el lugar sintiéndome satisfecha y llevando conmigo un ejemplar de Ciencia y Salud. Esa misma noche comencé a leerlo. Sentí que había encontrado lo que había estado buscando y que transformaría mi vida. Y así ocurrió exactamente.

En esa época, yo tenía un problema de salud. Hacía unos años, yo había tenido un accidente de automóvil y todavía cojeaba. Los médicos dijeron que tenía artrosis en el coxis, me dolía la cadera y todas las noches me aplicaba cataplasmas de barro en el lugar. Tenía que retirarlas a mitad de la noche ya que se secaban muy rápido.

Esa misma noche, después de haberme aplicado la cataplasma y mientras leía Ciencia y Salud, me dije: “Un momento. Este libro dice la verdad. Estoy segura de que encontré la verdad”. Sané esa misma noche mientras leía el libro. Nunca más volví a aplicarme cataplasmas y nunca más me dolió la cadera. Me emociono cada vez que hablo de esta curación, porque veo una conexión con estas palabras de Jesús: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. (Juan 8:32) Esto sucedió hace 9 años.

Ciencia y Salud me dio algo concreto. Me ha inspirado a confiar mi vida a Dios, el Amor divino. Hoy me siento segura.


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