Todavía recuerdo mi fascinación cuando volé por primera vez desde San Francisco a la ciudad de Washington. A medida que el avión ascendía, miraba cómo cambiaba el paisaje como nunca lo había visto antes.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!