Siempre busqué algo más elevado de lo que veía a mi alrededor. Era consciente de que distaba mucho de ser perfecto, pero me sentía como un ave enjaulada ansiosa de volar para ver lo que sucede en otros lugares. Leía mucho y con mis amigos teníamos debates tratando de entender el sentido de la vida. Estaba seguro de que había un poder más elevado pero no tenía idea de cómo encontrarlo.
Luego, en 1989, un amigo que tenía graves problemas de salud, conoció a una mujer que practicaba una religión sanadora: la Christian Science. Mi amigo fue sanado y comenzó a compartir conmigo ideas que me interesaron de inmediato, aunque me resultaban un poco sospechosas pues eran para mí nuevas y extrañas.
Mi amigo me habló de la totalidad de Dios, de Su poder para curar y del ejemplo de Jesús y su obra sanadora. La Biblia me era desconocida, por lo tanto dudaba de la certidumbre de esas ideas.
Un día, mi amigo me regaló un ejemplar de Ciencia y Salud. Lo abrí al azar y las ideas que encontré atrajeron de inmediato mi atención. Leía cada día más. Descubrí lo que es Dios, lo que hace por los hombres, y que para Él ellos son Su reflejo perfecto. Fue maravilloso, porque yo tenía una opinión muy pobre de mí mismo y me sentía algo perdido. Saber que Dios es el único creador, que yo soy Su hijo, que nada malo me puede suceder, todo eso parecía casi imposible y, sin embargo, sentía que era verdad. Mi vida cambió radicalmente.
En aquella época yo fumaba y quería liberarme de esa adicción. Le pedí a la misma Científica Cristiana que había ayudado a mi amigo, que orara por mí. La llamé un día alrededor del mediodía y a las 4 de la tarde estaba libre del deseo de fumar. Dejé de pensar que necesitaba el tabaco y entendí que el amor de Dios responde a todas las necesidades. Pude confiar en Dios, quien me estaba diciendo que no tenía que temer que algo me faltara. Me sobrevino una profunda sensación de libertad. Varias veces había tratado de dejar de fumar, pero no lo había logrado. Esta vez, realmente estaba libre.
La siguiente cita de Ciencia y Salud resume muy bien la inspiración que tenía en ese momento: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana” (pág. 494). Esta frase expresa la omnipresencia y la continua ayuda que siempre está al alcance de todos. Los caminos sin salida no existen. Siempre hay una solución a los problemas. Ciencia y Salud es un libro abierto para todos y demuestra al mundo que todo es posible bajo el cuidado de Dios.
Montesquieu Volvestre, Francia