Henning Schwartz, un hombre de negocios de Nüremberg, Alemania, hace poco conversó con Redactor Jefe Asistente del Heraldo en alemán.
Trabajo para una gran empresa, que el año pasado se reorganizó nuevamente para prescindir de varios cargos y funcionar así con un presupuesto más bajo. Este proceso afectó distintas áreas y finalmente alcanzó mi departamento. Varios cargos fueron eliminados y procuré encontrar nuevos empleos para esas personas, pero ese empeño bien intencionado fue totalmente infructuoso. Hice todo lo que pude pero no encontré nada.
Al recurrir a Dios en oración, pensé que en Su plan divino y en Su creación perfecta, tiene que haber una función para cada uno, un propósito interesante y satisfactorio. Me aferré a este pensamiento, abandoné mis frenéticos esfuerzos por ayudar a esos empleados y oré aún con más devoción. Pocos días más tarde me enteré de que otros departamentos de la compañía tenían vacantes laborales. Esto me permitió encontrar trabajos interesantes y satisfactorios para todos esos empleados.
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