Un día, mi padre me dijo que le había gustado mucho hablar con un joven que había venido a casa y dejado una invitación para una conferencia de la Christian Science. Asistí a ella con mi esposa y como la conferencia fue muy interesante, anoté la dirección de una iglesia de Cristo, Científico. Cuando concurrí por primera vez un miércoles, encontré que el servicio era de lo más inusual, porque nunca antes había oído que las personas contaran en público las experiencias que habían tenido con la oración.
Cada vez que concurría a esas reuniones, salía sintiéndome una mejor persona. Compré unos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana y del libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. A medida que leía el libro, comencé a contemplar la vida desde una perspectiva diferente. Yo solía ser temperamental y discutía con la gente, pero los conceptos presentados en el libro trajeron un mayor equilibrio a mi vida.
En esa época, hacía cinco años que estaba desempleado. Ganaba algo de dinero trabajando como asesor para empresas multinacionales. Siempre estaba buscando trabajo, pero a medida que continuaba leyendo Ciencia y Salud la búsqueda de empleo empezó a tomar un rumbo distinto. Y para mi sorpresa, cuando dejé de buscar, las oportunidades comenzaron a surgir.
Ahora soy administrador de propiedades y trabajo directamente con dueños de condominios. Una de mis tareas consiste en resolver conflictos en esas pequeñas comunidades, cosa que ahora puedo hacer porque me he vuelto una persona más tolerante y equilibrada.
En una ocasión, el dueño de un condominio acusó falsamente a uno de nuestros empleados de haberlo amenazado con un revólver. Puesto que yo había presenciado lo ocurrido, los acompañé a la dependencia policial. Como el caso se iba a resolver más tarde, decidí escribir una circular para todos los propietarios, explicando lo sucedido. Abordé el tema con ideas aprendidas en Ciencia y Salud.
La siguiente vez que concurrí a la policía por el mismo motivo, vi que el capitán sostenía mi circular en su mano. Él me preguntó: “¿Es usted el administrador del condominio?” “Sí”, le respondí. Él no comprendía por qué había yo escrito una circular tan conciliadora, cuando mi propia compañía era la acusada. Le expliqué que mi trabajo no era causar problemas sino resolverlos y que gracias al estudio de la Christian Science me había vuelto un pacificador. Pronto se dio cuenta de que la acusación contra el empleado era infundada y rechazó los cargos. Guardó la circular y algunos días después me llamó pidiéndome que le hablara sobre la Christian Science.
Ocurrieron otros cambios en mi vida debido a la lectura de Ciencia y Salud. Yo había sufrido de herpes por casi treinta años. Importaba la medicación de Francia y Alemania y me daba inyecciones, pero sin resultado alguno. A medida que estudiaba Ciencia y Salud, iba entendiendo que la enfermedad no se origina en la Mente, Dios. Empecé a orar para saber que no podía estar separado de esa Mente. En menos de dos años, sané completamente de herpes.
También sufría del hígado y de la vesícula, y tenía dificultad para caminar, pero sané asimismo de esos problemas. Hoy en día hago ejercicios físicos, corro todos los días y ando en bicicleta. Me siento mejor ahora que cuando tenía veinte años. Solía padecer de insomnio; ahora me duermo apenas pongo la cabeza sobre la almohada. Solía tener muy baja autoestima, pero hoy en día reconozco mi valor como hijo de Dios.
Cuando estaba desempleado, pensaba: “Verdaderamente, debo encontrarme a mí mismo, para saber cuál es el camino correcto.” Hoy, doce años más tarde, puedo decir que he encontrado el camino gracias a las ideas contenidas en Ciencia y Salud. Sin dudarlo, yo les digo a aquellos que desean tener una vida sana, que deberían estudiar la Christian Science.
Hay dos citas, una en la Biblia y la otra en Ciencia y Salud, que me agradan mucho. “Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria” (Col. 3:4) y “Cuando el ser espiritual se comprenda en toda su perfección, continuidad y poder, entonces se verá que el hombre es imagen de Dios” (Ciencia y Salud, pág. 325). Ambas frases encienden la luz de la vida, la esperanza y la felicidad en mi corazón.
Una de las ventajas que observo en la Christian Science, es que no contiene doctrinas. Uno simplemente debe leer Ciencia y Salud, entender y practicar la verdad que encuentra allí. Esto indica un respeto por la libertad y la conciencia de cada individuo. Considero que éste es un punto clave. He leído Ciencia y Salud más de diez veces y continuaré leyéndolo porque cada vez que lo hago, obtengo una interpretación más profunda de la Christian Science.
Recientemente compré doce ejemplares de este libro y los estoy distribuyendo porque quiero que otros descubran que el mensaje que contiene hace que la gente sea mejor. También he estado visitando barrios pobres con dos amigos para repartir donaciones de alimentos, electrodomésticos y muebles que hemos reunido, porque ése es el camino que he encontrado para ayudar a la comunidad. Hacer el bien al prójimo le trae a uno beneficios y satisfacciones.